Lo que sos me distrae de lo que decís;
lanzás palabras veloces,
empavesadas de risas,
invitándome a ir a donde ellas me lleven.

No te atiendo, no las sigo;
estoy mirandolos labios donde salieron.
Y mirás, de pronto, a lo lejos
clavando la mirada ahí,
no sé siquiera en qué...
y yo no miro adonde mirás;
yo te estoy viendo mirar.
Sé que deseas algo,
pero no pienso en lo que querés,
ni lo envidio: es lo de menos.

Lo que querés hoy, y tanto deseas;
mañana lo olvidarás
por alguna querencia nueva.

No. Te espero más allá
de los fines y los términos.
En lo que no ha de pasar, me quedo;
en el puro acto de tu deseo,
queriéndote.

Porque ya no quiero otra cosa;
más que verte,
sentirte, a vos querer.


Pedro Salinas