domingo, 14 de diciembre de 2008

tony soprano (o la violencia del insomnio)


Ayer, mientras daba vueltas en la cama, cerré los ojos y me metí de prepo en el sueño. De un momento a otro, me encontré sola en la parte trasera del club de strippers, y fui directamente hacia él.

- ¿Tony?

- ¿Qué?

No atino a contestarle qe le doy un puñetazo directo a la cara. Mis brazos en los sueños son mucho más fuertes que en la vida real. Tony pierde el eqilibrio y se sostiene en una mesa. Sus mafiosos se dirigen hacia mí en defensa. Pero Tony con un gesto los detiene. Y todos me miran. Tony no es de golpear a una mujer y me lo dice.

- Te doy solo una oportunidad de irte de acá.

Pero yo, lejos de irme, le doy otro golpe seco. El me responde el golpe con más violencia y comenzamos a pelear mano a mano. Yo tengo un vestido con la espalda descubierta y medias negras. No me veo la cara. Sólo me veo de espaldas. Creo que estoy en una especie de Tomb Raider. Peleo con tenacidad. No me caigo. El me golpea. Yo lo golpeo. A él le sangra la cara. A mí no me duele. No me duelen los puños. No me duelen las miradas de sus hombres, qe, por supuesto, qieren acabar con mi vida con sus pequeñas armas de mafiosos.

Yo me imagino sus bolsillos llenos de dinero sucio y sus narices apretadas de cocaína. Sus ojos qe me miran y qe brillan de la bronca.

Afuera las desnudistas bailan. Tony y yo estamos cansados. Nos sentamos a un costado. Nadie ganó la pelea.

- Y bueno, ¿qé te trajo hasta acá? – me pregunta.

- Nada. Me cae mejor Al Pacino – le contesto desganada - Creo qe ya te muestran demasiado humano.

Y de golpe, logro lo que mis puños no lograron. Tony se pone a llorar y apoya su cabeza en mi hombro, vencido.

En el sueño tengo una revelación: Hace siglos que los hombres se golpean con el fin de lograr lo qe qieren, mientras qe nosotras, con sutileza, nos entrenamos en el arte de la palabra justa y la manipulación emocional.


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/♪ / Walk away - Franz Ferdinand

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